Intentamos dibujar este blog con pensamientos, vivencias, deseos, sentimientos, alegrías, y otras ocurrencias que surgen de nuestra imaginación como mariposas blancas, que luego se elevan dispersas y se van, pero volviendo siempre a destino, siempre al mismo lugar... un día cualquiera Verde y Violeta nos encontramos inventando un itinerario de viaje que queremos emprender y aprender, con sus idas y vueltas como todo viaje. Hubo que preparar un equipaje liviano, sin complejos pesados, sin mandamientos emitidos por tv que nos indiquen cuan perfectos debemos ser. Aunque el camino de la vía está lleno de piedras, Verde supo apartarlas (pateándolas) para q la silla de ruedas pudiera pasar igual, como dejando atrás los prejuicios con respecto a la discapacidad, la diversidad (en todo sus sentidos), la sexualidad, y el pelo de colores… Cada vida es un universo de posibilidades infinito, ese es nuestro mensaje.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Si yo solito me desnudé ante ti
Porqué sientes frío?

No entiendo corazón 

El invierno ya se fue hace rato!
Como huele la leña ardiente 
Este corazón sincero

Derrotame cada invierno 

Porque con calor no lograrás vencerme
Aunque hierba a fuego lento

Que bien te sienta odiarme

Cuando más me quieres cerca tuyo.

Febrero de 2017






martes, 26 de diciembre de 2017

Siento que ya no hay lugar para mis palabras en este blog, aunque tengo la necesidad de volver a escribirte, de reconocer que me fui sin decirte verdaderamente adiós y dejar esa sensación enigmática de un hasta luego, que tal vez mi cobardía de temerle a la soledad me pegó más y se ve que quería sentir que alguien me extrañara, puro y exclusivo juego del ego o de un inmaduro (Verde). Entonces me pregunto: ¿Porque dejamos abiertas grietas con la intención de que no se cierren? ¿Por qué permitimos no concluir un final? Las respuestas no sé cuáles serán específicamente.
Releyendo el blog puedo contestarme, me leo como perdido pero consiente que estaba amando y me estaba amando una mujer, tal vez eso no estaba entendiendo...había dentro mío un homosexual que se contradecía con mi sentir, y no aceptar que la sexualidad es diversa, que no hace falta andar etiquetándose, clasificándose ante la sociedad para sentir la comodidad de estoy en el lugar correcto o pertenezco a este sector...no es lo primordial, pero se ve que lo estaba necesitando, en fin muchas dudas estaba sintiendo, y quiero recalcar que Violeta me ayudó un montón a entender que el género se lo genera/crea/inventa uno como la orientación sexual.
Ahora, consciente de lo que verdaderamente soy, lamento no haber podido disfrutar todo, pero cada recuerdo hermoso y feliz que vivimos están tatuados en mí, creo que nadie podrá reírse, llorar, amarse, hacer el amor, comer, alcoholizarse, pasear, vencer y luchar como nosotrxs...o sí, y espero.
Fuimos muy intensos nos mostramos tal cual somos y eso lo celebro. Fui tu fan es verdad, ahora soy un lector más. Ojalá pueda reparar algo si te hice mal, no vine a revolver nada, siento que mereces que te explique aunque ya hayan pasado bastantes años.
También quiero decirte que me gusta cómo vas con el blog y la manera en que te lo “adueñaste” aunque siempre sentí que era tuyo, es momento de que lo sea definitivamente, tus palabras tan reales fueron el centro y lo fuerte del blog, las mías volátiles y pasajeras como flashes. Espero no ser molesto y te mando un abrazo.
Ibar, 26 de Septiembre de 2016.

lunes, 6 de febrero de 2017

Oda a tus lágrimas

Tus lágrimas enaltecen
cualquier escenario.
Tus lágrimas celebran poetas
Desterrados del mercado
Radical y mercenario.


Tus lágrimas visitan mujeres
En el encierro promovido
por el miedo.

Porque tus lágrimas de enero
Lloran aludes, bosques y esteros.
Liberan tus lágrimas
A cielo abierto
Las wiphalas escondidas
Por lo ajeno.
Revierten tus lágrimas endurecidas
La tristeza continuada
De los días.
Se enervan tus lágrimas estremecidas
Por el agravio visceral
Que habita la vida.

Contagiados
del sistema extranjero.
Pobres egos mal habidos...
Que no entienden tus lágrimas
O simplemente
no quieren verlo.
Muy en el fondo
Ellas les recuerdan
Quienes fueron.

Homenaje en vida
Es la sal de tus lágrimas
Nutriendo raíces, suelos
Y sueños.
Y evaporadas por el viento
Viajan tus lágrimas
Hasta formar la lluvia
De los cielos. ♥

jueves, 12 de enero de 2017

Pensé que con él iba a ser distinto. La peculiaridad que otros ven en mí, ya no sería un problema, sino que se volvería una atracción en todo sentido. Conocí a unos cuantos heterosexuales que siempre encontraban el momento para no continuar, para no ilusionar, para no "hacerme sufrir". Como si sufrir no fuera parte constitutiva del amor sexual, como si nosotrxs, las personas con discapacidad sólo tuviéramos que vivir en "la nada" de los sentimientos: ni tristezas ni alegrías...Y digo heterosexuales, pensando en los “convencionales del sexo”, sin menospreciar esa condición. Porque para mí, el Ser Devoto era eso, y todavía lo es, una condición, una inclinación sexual más, que no se elige en primera instancia, pero definitivamente debe elegirse cuando se adquiere la conciencia íntima de sentirse, y de definirse como devotee.

Pero voy al punto, y digo que creí que las cosas iban a ser más sencillas…imaginaba que junto a él mi cuerpo estaría completamente despojado de mandatos, y quizás...mi escasa movilidad sería un aliciente, y no un motivo de temor a hacerme daño. Él ya no sería solamente la aceptación de mi belleza, sino la reivindicación de ella. Sumado a esto, sabía que frecuentemente se tilda a los devotos como portadores de un fetiche, y nada más que eso, pero no me importaba. ¿Acaso estaba mal que alguien me fetichice? Si sólo necesitaba que dejen de ejercer el derecho de conducir mis propias emociones y sensaciones, tan sólo necesitaba que el amor concreto, tantas veces frustrado, se volviera real.
Sin embargo, me equivoqué, y no pude percibir que la relación comenzó mal parida… Hace unos cuatro años, él me  escribió un mail luego de ver mi perfil en una web de citas. Después de un tiempo, negó rotundamente este hecho virtual. Mientras me negaba (y se negaba), cambiaba la conversación haciendo preguntas, y empezando a insinuarse. Yo le seguí la corriente, "debe haber sido otra persona la que me contactó a mi correo" asentí.
Y así fue pasando el tiempo, y nos fuimos conociendo. Entre idas y vueltas, entre discusiones políticas. Había algo en él que no me terminaba de cerrar, tal vez sería una futura cicatriz que se traslucía en germen, o más bien, su creencia de que el amor diverso necesariamente debía ubicarse en la marginalidad de las relaciones. De todas maneras, decidí probar, y luego de un año viajé a Buenos Aires, como lo hago cada tantos meses. Le propuse encontrarnos en un café, mi asistente personal se iba a encargar de llevarme hasta el lugar. Entonces, él se esfumó, y la cita ni siquiera llegó a planificarse. No me dolió, porque no lo quería aún, para mí era solamente una opción conocerlo, existían muchas visiones diferentes entre nosotros.
Pasados unos meses, volvió a aparecer, guarecido en disculpas y excusas. No sé cómo fue, si me sentí sola o desilusionada con otras opciones, o qué. Y volvimos a hablar, recuerdo que me insistía mucho...es increíble pero hasta me ofreció una mensualidad. Por supuesto no la acepté, le dije que tenía espíritu de libre mercado, que yo para él significaba no más que un bien a consumir. Pero hubo algo que definitivamente me convenció para continuar el contacto, y eso fue su promesa de iniciar un tratamiento psicológico para poder asumir, y afrontar con orgullo, su condición de devoto.
Entonces, llegó la hora de planear un encuentro de verdad. Después de largas "negociaciones", pudimos ponernos de acuerdo. En un principio costó, porque el exigía determinaciones: tener sexo en una primera cita (cuando ni siquiera había asistido en ocasiones anteriores). Por el contrario, mis tiempos eran otros, los tiempos de mi vida, y de mi cuerpo son otros. Pensaba que él necesariamente debía aprender el funcionamiento de mi corporeidad, sin apurar nada, sin presionar nada. De esa manera, yo sería la apurada, la artífice, la iniciadora. Le propuse vernos en un café de un shopping, y le prometí que si me sentía cómoda, íbamos a tomarnos un ratito para estar solos en un lugar secreto, al que no había accedido jamás, un lugar bajo llave, y sin género…el baño de “discapacitados”. Y no pudo existir mejor incentivo para un devotee como él.
Nos encontramos, sus primeras miradas fueron algo intimidantes, sin embargo y pasado un rato, el hielo se rompió, o mejor dicho, se derritió. Observó mi silla, mis manos pequeñas, me contó que estaba planeando un viaje a Japón, se acercó para poder escucharme mejor. Despertó en mí una especie de confianza natural, inesperada. Parecía tener una paciencia casi ancestral...serena de verdad. Y lo invité a dar una vuelta solos (hasta ese momento mi asistente había estado presente junto a nosotros). De inmediato se levantó de su silla, tomó la mía y salimos fuera del café. Me preguntó: ¿Y ahora qué hacemos? ¿Vos que querés hacer? (Le repregunté). Fuimos al baño de discapacidad, cerró la puerta y me miró diciendo: ¿Soy lo que esperabas? Mi respuesta fue un sí. Él también me confesó que colmé sus expectativas (aunque con un poco menos de movilidad de la que me atribuyó en su imaginación).
Estudió mi cuerpo, me besó, nos miramos, nos abrazamos, se quitó el pantalón...Y supo respetar cuando dije No. No era mucho el tiempo que teníamos, pero lo pudimos aprovechar hasta que debimos regresar al lugar donde mi asistente me esperaba. En el camino, mi cabeza se ladeó hacia la izquierda (lado de mi cuerpo sin movilidad alguna), entonces él hizo lo propio, y me volvió a mi centro. Nos despedimos con la certeza de un reencuentro.
Al pasar los días, la comunicación continuó, entre mensajes de amor y de risa volví a mi pueblo, y a mi rutina. Y así, pasaron tres meses. Cuando resolví volver a Buenos Aires, él recién llegaba de su viaje a Japón. Quedamos en vernos...él quería saber cómo sería el encuentro, lo cité en mi departamento, también estaría mi acompañante (por superpuesto, en otra habitación). Esperé que saliera de su trabajo, pero me dijo que se iba a retrasar porque tenía una reunión, eran las seis de la tarde. Llegadas las nueve de la noche volvió a argumentar que la reunión continuaba. Finalmente, no fue a verme, tampoco inventó excusas, simplemente extendió una gran brecha de silencio entre los dos. Una brecha que no dice nada, porque no le interesa decir nada.
Pienso que para él fui una experiencia más, que buscó con mucho ahínco, pero que cuando encontró...desestimó continuar, quizás porque no valía la pena. Me desgarra el dolor de haberlo esperado tanto, de haber pecado de ingenua, de vagar nuevamente en la soledad, y de haberme visto humillada por su falta de sinceridad: de no hacerse cargo de sus propios deseos y no-deseos.
Y en eso consiste el peor fetichismo de nuestros días, el de las vivencias vacías, descartables. El de las parafilias superficiales, que no nacen de un repollo, sino que se construyen y alimentan a partir de prejuicios, de preconceptos, de estigmas…que nos son atribuibles simplemente por el hecho de ser personas con diversidad. Los imaginarios de amores perfectos, en realidad esconden visiones estancas, cobardes y encasilladas, que también revalidan parafilias, y las eternizan, convirtiéndolas finalmente en perversiones ocultas y demonizadas. Nunca representé en su vida un amor perfecto, que quede claro.
Igualmente, no voy a realizar falsas generalizaciones, sé que el Universo Devotee es amplio, y creo firmemente en que las cosificación puede ser evitada si con nuestros pensamiento, y actitudes, trascendemos cualquier imposición que nos es dada desde fuera, que nos rotula y estigmatiza. Si somos conscientes de que tenemos el derecho a decidir sobre nuestras vidas, y sobre nuestros cuerpos, las historias pueden llegar a transformarse. Mi experiencia, y su experiencia, también hacen estallar estereotipos: él, como devotee, no demostró ser un monstruo “Perverso y merodeador”, ni me forzó a nada (aunque haya tenido la oportunidad de hacerlo). Por mi parte, preferí no romper el silencio que inició, dejándolo ir…sin ahogarme en la agonía y el llanto eterno, que también se nos endilga con frecuencia a las chicas discas, de los amores perdidos.
Más bien, elijo quedarme con la ilusión de que algún día todas las personas como él salgan del closet airosas, irreverentes, y orgullosas de sus deseos, para que la atracción que sienten deje de ser nada más que puro chamuyo, y se convierta de una vez por todas en un acto de amor consciente, valiente, coherente y pleno de convicción.



Violeta
Escrito en diciembre de 2016 
(acerca del episodio de junio del mismo año)

miércoles, 28 de diciembre de 2016


18 DE MAYO DE 2016 13:06
La mirada del otro nos constituye, nos hace vivos, nos interpela, nos entrevera, nos deja Ser. Pero existen tantos velos en forma de prejuicios, en forma de silencios, en forma de falsos supuestos... Que atraviesan la mirada de los hombres cuando advierten la presencia de una mujer con diversidad/discapacidad. Que nos convierten en niñas insignificantes, ejemplos de vida... Heroínas plenas de voluntad. Si embargo, por un instante brillante, de esos que ocurren una sola vez en el universo... tu mirada me atravesó encendida. Me contempló como lo que soy: Una Mujer que piensa, y siente, tan intensamente y tan despojadamente como cualquier otra mujer. Por ese preciso momento, tu mirada creó en mí la ilusión de haber existido en tu conciencia, aunque tan solo fuera por un segundo excepcional. "Que propiedades tan brujas" pudo haber despertado mi esencia en el bagaje ancestral de tus experiencias...Eso no lo sabré nunca o quizás únicamente sea el vuelo de mi imaginación. Nada más me queda la certeza de haber visto el guiño insinuante de tus ojos... Príncipe errante! (Dedicado a Bruno)

Violeta de Los Toldos

martes, 27 de diciembre de 2016

#3 #de #diciembre, "Día internacional de las personas con diversidad funcional/discapacidad"
"Hagamos entre todas/os una reivindicación para que nos dejen de etiquetar.
#NoSomos más felices ni menos felices
#NoSomos motivo de compasión ni queremos serlo
#NoSomos aniñados ni más adultas que el resto
#NoSomos más feos o más lindas
#NoSomos más inteligentes o menos inteligentes
#NoSomos seres asexuadxs o hipersexuadxs!
#NoTenemos más sentimientos o menos sentimientos
#NoSomos más Buenos o más malas que los demás
#NoSomos menos libres ni tenemos más libertad
#NoAmamos más ni menos!
#NoSomos todxs psicólogos..
#NoTenemos más tiempo ni menos que las otras personas
#NoSomos más histéricos o histéricas
#NoSomos más tímidxs o menos tímidxs
#NoSomos más mal humorados o más risueños
#PorqueTenemos los mismos sueños...
#NoSomos Ejemplo de vida, ni mucho menos!


Porque simplemente SOMOS SERES HUMANOS!" - Violeta.

sábado, 26 de marzo de 2016

Hoy ya no nos mandan a quemar los Tribunales de la Inquisición…


Ha existido en el acontecer histórico, desde tiempos inmemoriales, una relación constante entre discapacidad y marginalidad. Si bien, esa relación se ha transformado en el tiempo, ya que hoy en día un sector del colectivo de las personas con discapacidad tenemos un cúmulo de posibilidades reales para llevar una vida independiente, estudiando, trabajando, y constituyendo una vida familiar plena, también es cierto que aún queda mucho por hacer en lo referente a empoderarnos como grupo social sujeto de derechos.
Todavía permanecemos, en la periferia del “progreso”, dependiendo nuestras oportunidades de desarrollo de la condición de clase a la que estamos sujetos. Hoy, ya no nos mandan a quemar los Tribunales de la Inquisición, pero continuamos atados a un estigma revalidado por los medios masivos de comunicación que afecta nuestras vidas dejándonos nuevamente al margen de lo considerado como “exitoso” en nuestra sociedad. Digamos, que en términos relativos, la situación social de Nosotrxs, las personas con discapacidad, ha mejorado, sin embargo, los resabios de la situación de partida han permanecido intactos llegando hasta nuestros días, y siendo potenciados por un capitalismo salvaje que determina, de acuerdo al poder adquisitivo, nuestra calidad de vida.
La construcción del paraíso del capitalismo hegemónico hecha sus simientes en el deseo, como motor, que se expresa y satisface consumiendo; poniendo en acción emociones y pasiones muy particulares, como la atracción por el lujo, por el exceso y la seducción. Ninguno de los dos conoce el reposo, avanzan según un movimiento cíclico no-racional, que no supone un progreso real y equitativo. La voluntad se ejerce –está casi obligada a ejercerse– solamente en forma de deseo, clausurando otras dimensiones que abocan a la creación, la aceptación y la contemplación. El espíritu que realmente funciona es el de la fragilidad de lo efímero, una compulsión que se debate de forma recurrente entre la satisfacción y la decepción, y que permite ocultar los verdaderos conflictos que afectan a la sociedad y al individuo.
Ver y ser vistos, esa parece ser la consigna en el juego translúcido de la frivolidad. El así llamado momento del espejo, precisamente, es el resultado del desdoblamiento de la mirada, y de la simultánea conciencia de ver y ser visto, ser sujeto de la mirada de otro (Baudrillard, Jean, 1994), y tratar de anticipar la mirada ajena en el espejo, ajustarse para el encuentro. La mirada, la sensibilidad visual dirigida, se construye desde esta autoconciencia corpórea que nos imprime el reconocimiento de nuestra “inferioridad de condiciones”. Esa es la manera en que las personas con discapacidad somos reconocidas y definidas colectivamente, asumimos esa etiqueta de disminución, y configuramos nuestra identidad, si es que hay espacio para esa posibilidad.
La problemática de la discapacidad nos obliga a preguntarnos: ¿Somos los humanos algo más que nuestras circunstancias? ¿Podemos levantarnos de los cabellos para salir de las aguas con caballo y todo como el Barón Munchaussen? Según Sartré, lo propio del hombre es su existencia. Y es compleja esta definición sartreana, plasmada en la traducción de una de sus famosas sentencias “el hombre es lo que no es y no es lo que es”. Gutiérrez Sáenz lo aclara señalando que el hombre no se define por sus características aparentes, por lo determinado, sino por su potencialidad, por su libertad de desarrollo, es decir, el “hombre es lo que no está determinado y no es lo que es determinado” (Gutiérrez Sáenz 2001).
Así, inferimos que la actitud debe consistir en la búsqueda constante por superar toda determinación social que nos viene impuesta desde fuera, y que proyecta un estereotipo globalizador, y generalmente falso, de las personas que tenemos una discapacidad. El cuerpo como ser para sí es la condición necesaria de la facticidad de la existencia humana, sensación, acción. De hecho, la acción de levantarnos de nuestros propios cabellos, y trascender nuestras circunstancias, inmiscuyéndonos en un mundo cuyas premisas básicas son la superficialidad indiferente, refleja una intención casi perfecta y logra generar visibilidad donde antes no la había, no obstante, el logro se vuelve absolutamente individual y biográfico si no pretende hacerse de un mensaje más profundamente significativo y reivindicativo de nuestro colectivo grupal. La intención puede resultar en una mera exhibición efímera, que se pierde en la dinámica de un sistema que desiguala.
Afortunada y necesariamente las historias pueden u deben transformarse. Para ello es imprescindible no sólo aprender una nueva e igualitaria “imagen” de Nosotrxs, sino que fundamentalmente hay que desaprender aquella imagen originaria que siempre nos obvió para su propia construcción. Por tanto, es imprescindible asumir nuestra conciencia auténtica y profunda como grupo social que ha sido excluido desde tiempos remotos, con el objetivo de lograr un empoderamiento real que supere y revierta las circunstancias desiguales de partida, enriqueciendo nuestra autopercepción, y la percepción de todos y todas, con conceptos como “orgullo”, “identidad” y “dignidad”, aunque siempre sin dejar de mirar a quiénes también han sufrido, y sufren, la injusticia de la desigualdad. Butler habla de esto: lo abyecto que se reapropia y se devuelve en forma de lucha y proclama.
Recién ahora, nuestro colectivo de discapacidad/diversidad funcional está comenzando a tomar visibilidad política, y a sentir el orgullo de pertenecer a una identidad con sus diferencias. Al haber encerrado en una misma denominación a un colectivo tan heterogéneo, al habernos individualizado tanto, invisibilizado tanto, y marginado tanto, es realmente difícil hablar por todos, y para todos. Pero a pesar de eso, es necesario decir que la discapacidad es un rasgo identitario propio, y para asumirlo comencemos irradiando “otra imagen” de la discapacidad que impregne la imaginación colectiva con un mensaje auténtico y profundo de reivindicación social.

“Lo real se puede construir desde lo imaginario. Sólo desde la utopía,
sueños de carne, ética ideológica, se puede mover la realidad, sueño de
hierro, ética de la responsabilidad... Vale más un pájaro soñando que
ciento durmiendo.”
(Ibáñez, 1994: 292)